A menudo, la mayor parte de nosotros pasamos por situaciones difíciles, problemas o circunstancias adversas que amenazan nuestra tranquilidad y bienestar. Normalmente, cuando esto ocurre, recurrimos a nuestro círculo más cercano; familiares, amigos, etc. En muchas ocasiones esta es una ayuda útil y nos permite afrontar esas situaciones a través de este apoyo, comprensión y afecto…

Sin embargo, existen otros problemas, circunstancias o retos vitales en las que esa ayuda nos resulta insuficiente, incluso hasta en ocasiones contraproducente, porque condicionados por la ansiedad de calmar nuestro malestar, nos dejamos guiar por muchas opiniones e intentamos soluciones que lejos de ayudarnos complican más nuestro problema y por consiguiente acentúan nuestro malestar.
Adultos
Para este tipo de situaciones resulta útil y necesario la ayuda de un profesional de la psicología. Una persona experta en la conducta humana que será capaz de entender con facilidad tus sensaciones, preocupaciones, etc, además de ayudarte a encontrar soluciones útiles que te permitan recuperar tu estabilidad emocional y conductual. 

De igual manera, cada día que pasa existen más personas que conciben la psicología  y la terapia no sólo como una herramienta útil para afrontar sus problemas sino también como un recurso para la mejora y el fortalecimiento personal. Es decir, cada vez existen más personas que antes de sufrir la temida «crisis» son capaces de apreciar sus necesidades y se permiten un proceso de mejora y fortalecimiento personal que le ayuda a afrontar su vida desde una mayor calma y tranquilidad.

Los problemas por los que más frecuentemente se solicita un apoyo o intervención psicológica suelen ser:

-Problemas de ansiedad
-Depresión o bajo estado de ánimo
-Dificultades en relación a  las habilidades sociales y la interacción afectiva
-Sufrimiento asociado a la elaboración y superación del duelo
-Problemas de pareja
-Trastornos sexuales